Innovadores y cosmopolita
14 de junio de 2010
Dar una palmadita en la espalda o una caricia tranquilizadora en el brazo pueden ser un arma poderosa que puede influenciar la conducta.
De hecho, este tipo de gestos incluso podrían determinar si una persona invierte en un nuevo negocio aunque implique riesgo o decide ir a lo seguro.
Esta efectiva forma de influir repentinamente en la conducta de otros sin que ellos se den cuenta, es mucho más comúnmente usada por las mujeres.
Sin embargo, muchos hombres ya empiezan a convencerse de que usar el toque femenino en sus negocios, podría beneficiarles enormemente.
Según un estudio, 67 hombres y mujeres tuvieron que elegir entre recibir un pago en efectivo y hacer una apuesta peligrosa.
Luego fueron tocados en el hombro o la espalda por investigadores de ambos sexos.
Resultó que ambos sexos eran más propensos a elegir las apuestas sin garantías de ganar si alguien los había hecho sentir más cómodos.
Esto sobre todo mediante el toque de una mujer.
En otro experimento, 105 personas tuvieron que asignar su dinero a una de dos inversiones:
Por un lado un bono que rendía un retorno del 4% anual o por otro un acuerdo riesgoso sin ganancia garantizada.
De nuevo, las personas que recibieron una caricia de una mujer en el hombro eran más propensas a elegir la opción más insegura.
Se cree que esta conexión entre la comodidad y riesgo es instintiva y se remonta a nuestros primeros recuerdos del contacto humano.
Por ello algo tan simple como una palmada parte de una mujer en señal de apoyo puede evocar la sensación de seguridad que da una madre.
Pero las mujeres tienen la gran ventaja de que sus gestos de amabilidad generalmente son bien recibidos, incluso entre ellas mismas.
A veces, una actitud cariñosa y de apoyo entre hombres, o de un hombre a una mujer puede incluso tornarse incomoda en vez de segura y confiable.
Las mujeres tienen otras ventajas en los negocios como es el simple hecho de su tono de voz.
Ellas tienen generalmente un tono de voz distinto para cada situación y generalmente puede influir en las decisiones finales.
Tal vez por ello el dicho de “en el pedir está el dar”.
Incluso, es más común que al solicitar una cita de negocios por teléfono, las mujeres tengan más éxito.
Sin duda otro punto que a veces para los hombres es difícil explotar tan bien como una mujer, es el encanto personal.
Una mujer bien arreglada, que huele bien y tiene presencia suele cerrar negocios difíciles muchas veces por el simple encanto de su persona.
Esto no quiere decir que no necesiten ser inteligentes, pero más allá de hacer bien su trabajo, su aspecto puede convertirlas en figuras confiables.
Y algo que no se puede negar como una ventaja es el sexto sentido o la intuición tan presumida por las féminas.
Esa posibilidad de leer entre líneas, e interpretar las miradas, los espacios en silencio, los gestos o el aspecto de una persona les da un gran punto a favor.
Tenga presente esto la próxima vez que evalúe cuál de sus ejecutivos puede cerrar ese negocio difícil o riesgoso que le ha costado trabajo.
lunes, 14 de junio de 2010
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