Jungla de asfalto
23 de junio de 2010
Yo recuerdo que antes las adolescentes y sus padres esperaban la llegada de los 15 años para festejar con una gran fiesta.
No podía faltar el vals, los chambelanes y el vestido de ensueño.
Luego, las quinceañeras se modernizaron y preferían un auto que les diera la libertad de moverse sin sus padres.
Después se popularizaron los viajes y cruceros especiales para quinceañeras.
Pero ahora, en este nuevo milenio, ¿sabe cuál es el obsequio que están pidiendo las adolescentes de todo el mundo para sus 15 o dulces 16?
Pues “una cirugía estética”, de hecho según las estadísticas, 1 de cada 10 personas que se hacer cirugía estética son menores de 18 años.
La más pedida es la de aumento o reducción de busto.
Generalmente esta demanda está relacionada con el deseo de una mayor aceptación social, aparte de la tremenda influencia producida por la televisión e internet
Esta tendencia es mucho mayor en los jóvenes occidentales.
Después de la de senos, las operaciones más comunes son la de nariz y la de orejas.
De hecho, ésta última, conocida como “otoplastía” fue el procedimiento con más demanda durante el 2007.
En 2008 la más pedida fue liposucción y en 2009 el aumento de senos.
La liposucción de hecho ha aumentado 50% en los últimos cinco años en México.
Este tipo de cirugías se realizan más durante el periodo vacacional de julio y agosto.
La edad en que empiezan a practicarse estos procedimientos depende del estatus social al que pertenezca la gente.
A veces, a los 15 años los papás les regalan cirugías estéticas a los hijos para mejorar su aspecto, porque en ocasiones se sienten deprimidos o rechazados.
Aunque lo “ideal”, y que lo debieran hacer todos los cirujanos plásticos, es que este tipo de operaciones se hagan en mayores de 18 años.
Por ética, la mayoría de los doctores lo hace; sin embargo, las niñas cada vez quieren operarse desde más chicas, de 13, 15 y 17 años.
En estos casos ya aplica el criterio del cirujano pues a esa edad aún no termina el desarrollo en las mujeres.
Pero esta tendencia no es sólo femenina, los hombres jóvenes también ven en la cirugía una oportunidad de mejorar su apariencia.
El año pasado, un 25% de los varones de entre 16 y 25 años recurrieron a la rinosplastía (cirugía de nariz).
Según algunas encuestas más del 90% de las jóvenes de 15 a 17 años desean cambiar por lo menos un aspecto de su apariencia física.
En este sentido, las jóvenes hispanas lo desean más que las norteamericanas.
Según algunos psicólogos, cuando una adolescente se opera genera cierta presión social en sus amigas cercanas.
“Si mi amiga lo hizo, pues yo también” y se comienza a hacer una cadena de adolescentes que se operan para encajar en un grupo y no sentirse menos.
Además, los medios han creado un patrón de belleza occidentalizado.
Los jóvenes se someten a la lipoescultura para esculpir su cuerpo de acuerdo al catálogo.
Muchas veces, la familia también alienta a los jóvenes a operarse porque considera que al mejorar su apariencia tendrán mejores oportunidades laborales y sociales.
Sin embargo, los expertos consideran innecesarias las intervenciones estéticas en adolescente por diversas razones.
Entre otras, por ejemplo, porque aún no se ha terminado con el período de desarrollo y puede resultar como una interferencia en el crecimiento.
Otra es que cuando una persona comienza a operarse desde muy jóvenes, suelen ser más susceptibles hacerse adictos a esto.
Hay algunos casos de “dismorfofobia”, es decir personas que nunca quedan conformes con las operaciones y tiene una percepción distorsionada de la realidad.
Además cuando se es muy joven no existe una conciencia total del proceso a seguir y del riesgo que se puede correr.
Uno de los problemas más comunes en los jóvenes intervenidos es que creen que en dos días todo queda resuelto y cicatrizado.
Es muy común que no tengan el reposo adecuado y que estén ansiosos de salir con los amigos a presumir su nueva apariencia.
Los jóvenes deben evaluar que cualquier cirugía estética requiere anestesia y puede acarrear complicaciones como ataque al corazón, parálisis o una apoplejía.
Cabe aclarar que hay casos en que la cirugía no acarrea mayor problema y puede mejorar la autoestima y las oportunidades de los jóvenes.
Sin embargo se debe ser cuidadoso al evaluar el costo VS beneficio de la misma.
miércoles, 23 de junio de 2010
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