Irreverente
3 de junio de 2010
Se acuerdan del temor que existía en las bolsas de valores de todo el mundo cuando íbamos a cambiar de siglo.
Se pensaba que las máquinas iban hacer de las suyas, al cambiar al 2000, por los últimos dígitos.
Fue por eso, que en todos los países, se hicieron pruebas para corroborar el correcto funcionamiento de los sistemas y equipos de las bolsas de valores.
Y lo vimos, sólo fue incertidumbre y no hubo problema, en ese momento.
Pero la tecnología juega varios papeles en las bolsas de valores.
Por lo cual, la tecnología no puede faltar en el New York Stock Exchange, donde cada vez es más raro ver un papel con letras.
Todo hace a que avance más rápido, como lo exige el Wall Street, desde su origen, la velocidad es la clave de la supervivencia.
Sólo que antes corrían a dar la noticia por teléfono, ahora sólo deben de tocar con su dedo índice para hacerlo.
Lo único que no se ha sustituido es al hombre, pero el 60% de lo que se hace en el edificio se realiza a través de redes informáticas.
Y ahí el tiempo es el arma amiga, pero también se convierte en enemiga.
Y un ejemplo es lo que pasó el jueves 6 de mayo en el New York Stock Exchange (NYSE).
Donde las máquinas hicieron de las suyas, pues la estructura que permite dar a las máquinas, es, al parecer, la que tuvo la culpa de que los mercados se volvieran inestables.
Lo que sucedió ese día:
A simple vista, todo funciona. Hasta que el ordenador interpreta que se ha producido un hecho relevante y empieza a lanzar órdenes, saltando de un mercado a otro, buscando liquidez. La bola de nieve comienza a crecer cuando los sistemas de otras firmas responden, buscando el mejor precio en otros mercados.
Se suscitó la caída de Procter & Gamble, en segundos sus títulos cayeron un 37%.
Todo se acelero en cuestión de minutos, con órdenes que se tradujeron en cambios en el valor superior al 60% en casi 300 compañías cotizadas.
Otro cuestión que no creían es que las acciones de Procter & Gamble no bajaban de 56 dólares en el NYSE.
Esto frente a los 39 dólares que se vieron en el Nasdaq.
Y aún más difícil ver que Accenture se fue a cero.
Todo lo anterior iba aunado a los modelos de riesgo que estaban adoptando por lo de Grecia, ante el temor a que otras economías y el conjunto del sector financiero resultara afectado.
Fue hasta entonces, que se percataron que no sólo era un error humano.
Sino fueron los programas informativos los que causaron la venta masiva.
Esta situación se suscitó el 6 de mayo, entre las 14:30 y 15:00 hrs.
En esta media hora los índices bursátiles de Estados Unidos, cayeron hasta más de 8%, para luego recuperar buena parte de la caída y terminar cerrando con una caída de aproximadamente 3%.
Y la versión de lo que sucedió en ese día, no se dejo de esparcir: se dijo que un importante operador bursátil habría introducido un error al confeccionar una orden de venta y en lugar de teclear “m” puso “b”, transformando la palabra “million” en “billion.
La bolsa de Nasdaq, donde se habría canalizado la orden, desmintió está versión.
Pero, ¿entonces qué pasó?, ¿las computadoras se mandan solas?, pues casi se puede decir sí.
Cada vez más operadores bursátiles operan con programas, que cuando detectan una caída porcentual que establecieron como límite para sostener en sus inversiones, envían automáticamente al mercado la orden de venta generando la estampida.
En su momento las autoridades del Nasdaq y del NYSE decidieron cancelar todas las operaciones que registraron una caída mayor del 60%, sin dejar derecho a reclamos.
Paralelamente, se inició una investigación para tratar de detectar cómo se inició la estampida y al mismo tiempo establecer nuevas normas que traten de prevenirlas.
Lo que se debe de tomar en cuenta es que el High frenquency trading (mercado de alta frecuencia) representa más de la mitad del volumen de las operaciones de mercado, según un estudio de Tabb Group. Y sigue creciendo, lo que deja fuera a inversores legítimos y cierra una fuente de capital para las pequeñas empresas, denuncia Grandt Thornton.
Y una de las líneas de investigación se centra en la actividad del High frenquency trading, y se trata de determinar si las disparidades entre los modelos y reglas que siguen los distintos mercados contribuyeron a este repunte extremo de la volatilidad.
El High frenquency trading permite inyectar liquidez, dicen sus defensores; pero también provoca volatilidad cuando domina la irracionalidad.
El New York Stock Exchange (NYSE), donde están el 28% del volumen que se mueve en Wall Street, argumenta que se debe haber una obligación y el derecho de suspender durante unos segundos transacciones que rebasan los umbrales de volatilidad excesiva, como se hizo en P&G.
Y solicita que otros participantes en el mercado lo apliquen, para prevenir un desplome como el del 6 de mayo
Sin duda, esa caída de bolsas demostró que el ordenador no conoce el miedo; y se debe hacer que el sistema funcione de manera coordinada hombre-máquina.
jueves, 3 de junio de 2010
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