viernes, 4 de marzo de 2011

Libro "Santa Anna, el Lencero y yo"

Caja de Pandora
4 de marzo de 2011

Antonio de Papua María Severino López de Santa Anna y Pérez Lebrón ese el nombre de uno de los personajes más comprometidos en la historia de nuestro país.

Mejor conocido simplemente como Antonio López de Santa Anna, es un personaje que nos han enseñado a odiar y considerar un traidor desde nuestros primeros pasos por la escuela.

Que ocupó 11 veces la presidencia, que si fue un vendepatrias, que si era un avaro, que pasó por todas las corrientes políticas, en fin, los mexicanos encontraron muchas razones para estigmatizarlo como villano.

Por otro lado, muchos biógrafos e investigadores se dieron a la tarea de reivindicar a este hombre no como un héroe, sino como un hombre que tomó decisiones buenas y malas que marcaron nuestra historia.

Amado u odiado, Antonio López de Santa Anna fue un personaje decisivo en la historia nacional.

Dominó la política de México por más de tres décadas participó en más batallas que el mismísimo Napoleón Bonaparte.

Tal vez su problema en la historia es que al contarla, no hay mejor héroe que el héroe muerto, si Santa Anna hubiera caído muerto en la Guerra de los Pasteles tal vez su paso por los libros de texto habría sido otra.

La tragedia de su vida fue tal vez que vivió demasiado como para cometer los errores que opacaron sus triunfos.

El general Santa Anna nació en 1794 en Veracruz e ingresó desde muy joven a la carrera militar.

En 1821 Santa Anna se unió a los insurgentes del Plan de Iguala y derrocó a Agustín de Iturbide con el Plan de Casamata en 1823.

En 1824 obtuvo el cargo de Comandante de Yucatán y unos meses después, en 1825 fue nombrado vicegobernador de su estado natal.

Desde entonces fue seguido por algunos por su valentía a la vez que otros lo criticaron por su oportunismo.

A partir de 1829 las autoridades mexicanas y gran parte del pueblo lo llamaron Libertador de México, por haber derrotado a un grupo de españoles que quisieron volver a conquistar a los mexicanos.

Santa Anna los venció en tierras del norte de Veracruz y sur de Tamaulipas gracias al apoyo militar de Manuel de Mier y Terán y de los pobladores de las huastecas.

En 1833 fue electo por primera vez presidente de México, pero no todos estaban de acuerdo con él y en Zacatecas se dio un levantamiento en su contra que sofocó personalmente.

Ese triunfo le dio más poder y sintió que tenía la fuerza para frenar en 1836 los intentos de los habitantes del estado mexicano de Texas de separarse del resto del país.

Santa Anna partió a combatirlos, pero en San Jacinto fue plenamente derrotado y capturado.

La separación de los texanos fue respaldada por el gobierno de Estados Unidos.

Se dijo que Santa Anna cedió el territorio mexicano para salvar su vida pero también hay que reconocer que se carecía de un verdadero ejército, de armas y de dinero.

Santa Anna trató de conseguir fondos, reunir hombres y comprar armas sin resultado, así que tuvo que retirar sus tropas.

La derrota originó también su renuncia a la presidencia y aunque trató de organizar la resistencia ya había demasiados grupos políticos que se le oponían.

Finalmente firmó el documento Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, un tratado de paz, amistad y límites entre México y Estados Unidos, donde se reconocía la pérdida de Texas y la Alta California.

Además la línea divisoria afectó los estados de Tamaulipas y Sonora y el territorio de la Baja California.

Para 1844 contrajo nupcias por segunda ocasión, justo a los cuarenta días del fallecimiento de su primera esposa, lo que no fue bien visto por importantes grupos de diferentes estratos de la sociedad mexicana.

El momento político le era adverso y facilitó el levantamiento de algunos militares.

Sin mayores dificultades fue hecho prisionero, encarcelado y finalmente expulsado del país en 1845.

En 1846 fue llamado por otros militares mexicanos que lo necesitaban y aunque un año antes había sido condenado al destierro perpetuo, regresó a México.

Así fue restituido en su título de Benemérito de la Nación y reconocido como General en Jefe de todas las fuerzas armadas.

Su retorno coincidió con la guerra que, en 1847 Estados Unidos declaró a México sin razón alguna.

Santa Anna se decidió a combatirlos en tierras veracruzanas, pero pocos jefes militares lo apoyaron.

El ejército norteamericano eliminó todos los obstáculos, logró entrar y fue entonces cuando sucedió la famosa batalla en el Castillo de Chapultepec y murieron los famosos Niños Héroes.

Inmediatamente se buscó y encontró a un culpable: Antonio López de Santa Anna.

Una vez más se le desconoció y por medio de un salvoconducto abandonó el país y se estableció en la República de Colombia.

Seis años pasó el general lejos de su tierra, pero en 1853, por acuerdo de las Legislaturas de las Entidades Federativas de los Estados Unidos Mexicanos, Santa Anna fue nombrado presidente y aceptó la designación.

El jefe de su gabinete fue Lucas Alamán y Secretario de guerra, José María Tornel, quienes en menos de tres meses de gobierno murieron y con ellos cualquier posibilidad de freno para Santa Anna.

Fueron esos años los de mayor extravagancia de este personaje jalapeño.

Entre sus exentricidades estuvieron:

1. Decretó impuestos sobre ventanas, canales, asientos de coches y perros.

2. Decretó colores y cortes en los uniformes de los empleados públicos.

3. Creó una policía secreta e incorporaba al ejército a todo aquel que no podía pagar para evitar ser enrolado.

Su ambición parecía no tenia fin ni límites hasta que surgió un grupo de hombres que representaban intereses diferentes a los que él encabezaba.

Así, en el estado de Guerrero, Juan Álvarez y los jóvenes que fueron conocidos como los liberales, se unieron y declararon su acuerdo de luchar contra el dictador.

En 1855, Santa Anna fue desterrado y solamente pudo volver al país hasta 1874, dos años después de la muerte del presidente Juárez, para terminar sus días en la ciudad de México, en 1876.

FRASES DE ANTONIO LOPEZ DE SANTA ANNA

“¿Vender yo la mitad de México?, ¡Por Dios! cuando aprenderán los mexicanitos que si este barco se hundió no fue solo por los errores del timonel, sino por la desidia y la torpeza de los remeros."

"La línea divisoria entre México y Estados Unidos se fijará junto a la boca de mis cañones."

"Nunca pensé que un momento de descanso nos fuese tan funesto."

"Dígame usted de quién es este artículo para arrancarle la lengua."

"Mientras tengamos congreso, no hay progreso"

"Soy idiota porque soy mexicano."

CURIOSIDADES

Se han hecho en la actualidad multiples películas sobre Antonio Lopez de Santa Anna, pero ninguna tan polemica como Su Alteza Serenísima de Felipe Cazals.

En ella se retrata de manera sombría los supuestos tres últimos días de vida de Santa Anna, siendo la ganadora de once premios de la Academia Mexicana.

Sant Anna se considera por muchas personas, el primer comercializador de Manilkara zapota o chicle de uso masticable.

Se considera uno de los Generales con mas batallas en la historia mundial, 45 años de batallas desde los 16 a los 61 años.

Hasta 1914, ostentaba el récord de más caballos en una carga de caballería mexicana, cuatro mil Dragones en la famosa Carga de la Caballería del Sur.

Se dice que cuando perdió su pierna le hizo toda una ceremonia luctuosa como un digno miembro perdido en batalla.

Algunos sobrenombres de Santa Anna Entre los muchos sobrenombres que le atribuyeron o él mismo se atribuyó, figuran:

El Águila
Héroe del Pánuco
Benemérito de Veracruz
Guerrero Inmortal de Zempoala
Benemérito de Tampico
Alteza serenísima
Napoleón del Oeste ó Napoleón de América, se dice que este era su favorito.
Quince Uñas, debido a la pierna que perdió en Veracruz.
Héroe de Cuarenta Derrotas.
Visible instrumento de Dios.
El César mexicano.
La Cucaracha, porque ya no podía caminar.
Mil patrias, debido a que se relacionaba con cualquier nacionalidad.

Hesiquio Aguilar de la parra, exdiputado Federal por el estado de Veracruz, escribió un libro sobre la historia del general llamado "Santa Anna, el Lencero y yo".

Tardó 40 años en investigar a Antonio López de Santa Anna y en él narra los pormenores de la vida y obra de este protagonista de la historia de México.

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