Irreverente
14 de octubre de 2010
En comparación con el ánimo que se vive en el mundo el día de hoy por el exitoso rescate de los mineros chilenos atrapados desde hace 2 meses, hace 9 años el panorama era muy triste.
Por estas fechas, el mundo aún no se recuperaba de la paranoia, el miedo y la indignación por el ataque terrorista que destruyó el centro financiero de Estados Unidos el 11 de Septiembre de 2001.
Ese ataque no sólo dejó al menos 3 mil víctimas mortales, sino que cimbró la seguridad del país que hasta entonces se consideraba el más poderoso e intocable.
Y entonces el mundo cambió para siempre, todo en materia de seguridad y servicios de inteligencia se vio vulnerado justo donde menos se sospechaba que ocurriera.
Pero esto no sólo sucedió en Estados Unidos, también sucedió en la red de trenes de Madrid el 11 de Marzo de 2004 y en el metro de Londres el 7 de julio de 2005.
Estos incidentes no ocurrieron sin previo aviso, pues ahora se sabe que hubo indicios de todos esos ataques que los servicios de inteligencia conocían.
De hecho en Londres, por ejemplo, este año comenzó un juicio para saber si las explosiones que mataron a 52 personas en el metro pudieron ser evitadas por los servicios de inteligencia.
En su momento se dijo que 4 suicidas musulmanes hicieron explotar sus mochilas, pero poco a poco ha salido a la luz que 2 de ellos eran seguidos de cerca por los servicios secretos.
Algo similar ocurrió con los servicios de inteligencia en Estados Unidos y el ataque a las Torres Gemelas.
Se dice que las agencias de seguridad e inteligencia de Estados Unidos se negaron a compartir la información que advertía desde 1999 sobre el ataque que preparaba Al Qaeda.
Los musulmanes responsables del ataque vivieron en Estados Unidos, los estudiaron, planearon los ataques con Bin Laden y todo bajo las narices de las agencias de seguridad.
Y no es que estas agencias desconocieran del todo los planes, pero por cuestiones de burocracia, de poder y hasta exceso de confianza, no intervinieron a tiempo.
Estas situaciones pusieron el tela de juicio la eficacia de los servicios secretos y la necesidad de un nuevo modelo en materia de seguridad nacional en muchos países.
Este nuevo modelo para el siglo 21 debe girar en torno a funciones que se centren en las nuevas formas y tendencias de la amenaza terrorista.
A esta nueva era en cuanto a seguridad nacional, Europa occidental y el mundo anglosajón llegan con modelos muy consolidados que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial.
América Latina en cambio, cuenta con sistemas recién reformados, al igual que los países de Europa del Este.
jueves, 14 de octubre de 2010
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