jueves, 1 de julio de 2010

Alimentación balanceada con Kraft

Irreverente
1 de julio de 2010


Ya habíamos comentado antes que en México ocupamos el primer lugar del mundo en obesidad infantil.

Y este tiene que ver con muchos factores que tienen que ver con la casa y la escuela.

En casa es común que los niños obesos, en vez de llevar una dieta balanceada coman nuggets, pollo frito, hot dogs, hamburguesas, etc.

Muchas mamás se excusan con la típica frase de “es que nada le gusta”, y en vez de educar, asumen que la chatarra es comida de niños.

Un niño que come grasas en exceso y no tiene actividad es propenso a volverse obeso y llevar una mala calidad de vida física y emocional.

Y es que los malos hábitos adquiridos desde niños son responsables de que cada vez sean más los adultos jóvenes que sufren infartos.

Además, las alteraciones metabólicas como la diabetes, la hipertensión y las displidemias se presentan cada vez en edades más tempranas.

Cada año, estos padecimientos cobran la vida de más de 70 mil mexicanos y producen, en muchos otros, diferentes discapacidades.

Esto los obliga a dejar el trabajo y a someterse a largos procesos de rehabilitación o reincidencia hospitalaria.

Por ello se hace urgente cambiar los hábitos de los niños empezando por el hogar.

Pero qué pasa cuando mamá es consciente y manda un refrigerio saludable pero el niño en la escuela se llena de papitas, refresco, pastelitos y chocolates.

Hay situaciones muy difíciles de controlar para los padres cuando los niños están en la escuela pues en ese momento son ellos quienes toman la decisión sobre lo que compran.

Incluso hay casos en que cuando los papás no les dan dinero para comprar dulces, los intercambian por tareas o una miradita al examen.

Entonces ¿qué se puede hacer ante esta situación?

Pues una buena opción, por ejemplo hubiera sido que los programas escolares de educación física fueran realmente eficaces.

Pero resulta que en vez de promover una cultura deporteísta, hicieron un libro de educación física que la mayoría ni si quiera ocupó este año.

Pues las autoridades mexicanas decidieron que como eso de educar al pueblo es un poco difícil, es mejor legislar y prohibir en las escuelas los alimentos “engordantes”.

Esta es una buena acción, sin embargo podría ser inútil sin una buena cultura del deporte, la salud y el bienestar.

Y podría resultar inútil porque los niños, fuera de las escuelas, seguirán teniendo acceso a todos esos productos.

Así, en mayo anunciaron que a partir de agosto estarían “estrictamente prohibidos” los alimentos chatarrra de los planteles escolares.

El problema es que ahora resulta que “siempre no” y vuelve a suceder lo mismo de siempre, antes que la salud está el lado comercial y económico.

Muchas han sido las empresas que han tratado de frenar esta medida que les quitaría a sus mejores clientes: los niños.

Así que se ha librado una batalla por ver quien pierde menos, pues las empresas quieren más consumidores y el sector salud menos pacientes.

Entonces resulta que ahora en las escuelas del país todavía se podrán vender galletas, pastelitos y papas, pero “serán bolsitas chiquitas y de baja densidad energética”.

Lo que no se venderá en las escuelas serán bebidas con azúcar agregada como refrescos, jugos y néctares.

Pero mientras esto aún se debate en todas partes, hay empresas que pensando en estas cifras alarmantes de obesidad, han comenzado a tomar acciones.

Una de ella es Kraft México.

Ellos se han concentrado en ofrecer nuevas opciones reducidas en calorías, azúcar, grasas, ácidos grasos trans y sodio.

Su objetivo es ofrecer ingredientes y nutrientes benéficos para los consumidores.

Desde hace dos años cambió su publicidad para niños entre 6 y 11 años, limitándola a productos que cumplen con criterios nutricionales.

BENEFICIOS DE REDUCIR LA INGESTA DE SODIO Y AZÚCARES

No es accidental que la sal y el azúcar estén presentes en casi todos los alimentos.

Ambos ingredientes son económicos y agradables al paladar, así que muchos fabricantes de comida los utilizan en exceso para atraer paladares.

En México, cada habitante consume más de cinco gramos diarios de sal, cosa que según la Organización Mundial de la Salud es nocivo para la salud.

En el caso de los hombres, el consumo diario de sal es de 9 gramos, mientras que en las mujeres es de 7.

Este consumo excesivo de sal, aunado a la edad, ingesta de grasas y falta de actividad física, incrementa el riesgo de adquirir enfermedades.

Las más comunes son hipertensión, enfermedades cardiovasculares, accidente encefálico, insuficiencia renal y obesidad.

Entre los productos con más sal se encuentran los embutidos o carnes frías (26.2%); pan, pastas instantáneas y frituras (19%); queso (6.7%) y platillos preparados (4.9%).

Lo deseable es reducir la ingesta a sólo 2 gramos diarios, lo que equivale a la pérdida de sodio por transpiración, orina y heces.

Lo malo es que no es sencillo reducir el consumo de sal y azúcar.

Las personas que consumen más azúcar presentan un mayor riesgo de enfermedades coronarias como triglicéridos más altos.

Por lo tanto, consumir mucha azúcar no sólo causa obesidad, también puede aumentar el riesgo de enfermedades coronarias de una persona.

La adición de endulzantes a las comidas preparadas y las bebidas en las últimas décadas ha aumentado enormemente la ingesta diaria de azúcar y calorías totales.

Sería importante para la salud a largo plazo el que la gente comience a mirar cuánta azúcar adicional está consumiendo y que busque maneras de reducirla.

Es recomendable que las mujeres no ingieran más de 100 calorías diarias de azúcar procesada adicional, o seis cucharaditas (25 gramos).

Los hombres, en tanto, deberían mantenerse en sólo 150 calorías de azúcar procesada adicional por día, o nueve cucharaditas (37.5 gramos).

En países como Estados Unidos, por ejemplo, 16 empresas de alimentos se han comprometido a reducir 1.5 billones de calorías de sus alimentos para 2015.

Entre estas empresas se encuentran Nestlé, Kraft, Kellog´s, Coca-Cola y PepsiCo.

La tendencia es que en México suceda lo mismo.

Para empezar, debido al revuelo que ha causado la prohibición de chatarra en las escuelas, una medida será reducir el tamaño de las porciones.

Además se introducirán más opciones de productos bajos en calorías y se reformularán algunos productos ya existentes.


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