lunes, 4 de julio de 2011

REVISTA THE ECONOMIST: LAS RUTAS DEL NARCOTRÁFICO

Innovadores y Cosmopolita
4 de julio de 2011


No hay ninguna región del mundo donde los asesinatos sean más habituales que en Guatemala.

La tasa de asesinatos es de 46 por cada 100 mil personas que mueren y eso, según la revista The Economist del mes de abril, es el doble de la cifra en México y casi 10 veces más que la de Estados Unidos.

Honduras y El Salvador, se unen a Guatemala en lo que se conoce como "triángulo norte" de Centroamérica debido al alto grado de violencia que hay sus territorios.

Nicaragua, Costa Rica y Panamá, eran considerados como la zona más tranquila de Centroamérica, sin embargo, al igual que en Belice, han aumentado su índice delictivo en los últimos años.

Y por si fuera poco el número de muertes que causa la violencia, 4 de los 7 países Centroamericanos, se encuentran entre los 20 países del mundo más vulnerables a fenómenos meteorológicos.

Los huracanes, inundaciones, deslizamientos, terremotos y erupciones volcánicas comunes en Centroamérica van de la mano con la desnutrición y la extrema pobreza en la vive la mayoría de la población.

Uno de los casos que expone la revista The Economista es el caso de Eduardo, quien se unió a una Pandilla de Maras en Guatemala cuando tenía tan sólo 8 años.

Su padre pasó una temporada en estados Unidos y cuando regresó a ese país fue asesinado por un grupo de Maras rivales a la pandilla a la que él había pertenecido.

Eduardo siguió sus pasos para vengarlo, se unió como sicario, y en efecto, mató al asesino de su padre.

Hoy en día está siendo ayudado a rehabilitarse por la Ceiba, una Institución no Gubernamental donde toma clases de computación para tratar de tener un mejor futuro, sin embargo, cuando le preguntan sobre el asesinato: categóricamente responde: "Lo disfruté".

Historias como la de Eduardo se viven diariamente en Guatemala, Belice, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, El Salvador y Panamá, los países más afectados por la presencia de los Maras y el narcotráfico.

La revista nos da algunos datos que reflejan la situación de Centroamerica de forma contundente:

1. Costa Rica por ejemplo, es una de las más antiguas democracias del mundo, sin embargo, la esperanza de vida no está a la par de la Estados Unidos.
2. Nicaragua es el país más pobre de toda América Latina.
3. Casi la mitad de los niños de Guatemala sufren de desnutrición crónica, una tasa peor que la de Etiopía, según el Banco Mundial es la tercer peor economía del mundo.

Pero para entender mejor toda esta situación en que están sumergidos nuestros vecinos del sur hay que remontarnos a los años 70’s y 80’s, cuando se terminaron las guerras civiles que enfrentaron grupos apoyados Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba.

Fue en ese momento cuando se polarizó la relación entre derecha e izquierda que llevarían a sucesos como el del 2009, cuando el presidente de Honduras fue víctima de un golpe de Estado por miedo a su vínculos con Hugo Chávez.

En Guatemala habrá elecciones este año y en Nicaragua, Daniel Ortega buscará su tercer mandato presidencial, violando la Constitución de su país.

Y como si las pandillas, la naturaleza y el mal gobierno no fueran suficientes el narcotráfico parece estarse apoderando de la zona.

Casi toda la cocaína del mundo se produce en Colombia, Perú y Bolivia; su mayor consumidor es Estados Unidos, y el precio inicial que se paga ahí por kilogramo es de $12 mil 500 dólares.

La droga salía de Colombia, cruzaba el Caribe y el punto de entrada era La Florida, sin embargo, en los 90’s la Guardia Costera de Estados Unidos cerró la ruta y el narco decidió explorar el Pacífico.

Este cambió provocó el aumento del narcotráfico en México y Centroamérica. Tan sólo por Guatemala cada año pasan ahora entre 250 y 300 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos.

Es por esa razón que los diferentes cárteles y grupos como los Zetas tienen actividad prácticamente desde el Istmo hasta Estados Unidos, pagando a sus diferentes aliados locales con drogas.

Como parte de estas actividades los índices de asesinatos se han disparado y gobiernos como el de Guatemala estima que cerca de dos quintas partes de los asesinatos están relacionados con el negocio de las drogas.

Incluso en Panamá, que es un país con mucha mejor economía que el resto de América Central y un lugar altamente turístico, la tasa de homicidios se ha elevado al doble en los últimos tres años.

Una de las zonas más peleadas en la ruta del narcotráfico es El Petén, una extensa región selvática poco poblada en el norte de Guatemala, ideal para los aterrizajes clandestinos de vuelos de Colombia y Venezuela.

Uno de los grandes problemas que aumentan la militancia de jóvenes en grupos relacionados con el narco es la falta de empleos y educación.

Sólo el 27% de los centroamericanos cuentan con servicios de seguridad social como resultado de un empleo, el resto de la población se dedica a la economía informal.

Un 11% de la población corresponde a los jóvenes que no estudian ni trabajan y que son los más vulnerables a caer en las redes de los maras.

Es por ello que el cambio que necesita esta región del mundo es político y en ese cambio Estado Unidos puede jugar un papel fundamental.

Obama parece estar dando los primeros pasos para tratar de contrarrestar algunas de las consecuencias que ha tenido el paso de la droga hacia su territorio.

Para empezar, William Brownfield, ex embajador en Colombia, y ahora parte del Departamento de Estado contra las drogas, visitó Guatemala, Honduras y El Salvador en febrero para evaluar la situación.

Obama viajó a El Salvador en marzo, y ahí anunció que de aprobarlo el Congreso de su país, habría al menos un modesto incremento en la lucha antidrogas en la zona.

Según The Economist habrá que esperar la acciones que tomará Estados Unidos para saber si su intervención beneficia o hace crecer el problema de violencia, narcotráfico y muerte en la zona.

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