Caja de Pandora
10 de septiembre de 2010
Es difícil imaginar un territorio en el que el desierto se ha dejado envolver por el mar.
Los Cabos, en el extremo sur de la Península de Baja California, es un lugar así, de profundos contrastes.
Se calcula que los primeros grupos humanos llegaron a la parte sur de la península hace unos 14 mil años.
A la llegada de los primeros europeos vivían en la región grupos nómadas de la tribu Pericú.
Ellos sobrevivían mediante la recolección de frutos, semillas, raíces, moluscos y la pesca primitiva y la caza.
Se considera actualmente a Hernán Cortés como el descubridor de la península de Baja California, sin embargo no fue el primero en llegar.
El primer europeo que desembarcó en ella fue el navegante español Fortún Jiménez, quien al mando del navío Concepción avistó y visitó la península en 1534.
Fue hasta principios del siglo 20 cuando se empezó a desarrollar una aldea de pescadores en el lugar.
Una compañía estadounidense estableció en 1917 una planta flotante para el aprovechamiento del atún.
Diez años después se estableció la Compañía de Productos Marinos, S.A. que dio vida al poblado.
La bienvenida a los Cabos la da el desierto con las más exóticas especies de cactus.
Luego se llega a la maravilla del Mar de Cortés y el Océano Pacífico.
Los Cabos está formado por San José del Cabo, ciudad fundada en 1730, y Cabo San Lucas, instituida en 1917.
Ambas separadas y a su vez enlazadas por un corredor turístico de 33 kilómetros.
En el recorrido se atraviesa por lujosos hoteles de cadenas internacionales y nacionales, alfombrados por espléndidos campos de golf.
También hay zonas residenciales, condominios y todo tipo de centros vacacionales, rodeados por un maravilloso paisaje natural.
Resaltan la belleza y tranquilidad de las playas de Palmilla, El Chileno y Santamaría.
Ya cerca de San José del Cabo se dejan ver las playas de Acapulquito y Costa Azul, dedicadas a los amantes del surf.
Durante los meses de diciembre a marzo, el corredor se convierte en uno de los mejores centros de observación de las ballenas grises.
Estas llegan acompañadas de sus recién nacidos en su travesía de migración anual.
Pero este desarrollo turístico, ahora uno de los más importantes del país, fue años atrás un pequeño poblado de pescadores.
Y antes de eso fue elegido como el escondite perfecto por los piratas.
Las leyendas nombran al bucanero inglés Thomas Cavendish que a través de los arcos, espiaba a cualquier barco que navegara por sus cercanías.
Algunos de estos piratas decidieron pasar el resto de sus días en aquel sitio, viviendo de una actividad mucho más pacífica y sencilla, la pesca.
En la actualidad, Cabo San Lucas conserva esta esencia, siendo un centro importante de pesca deportiva.
Sin embargo, la mayor atracción de Los Cabos son su vida nocturna, restaurantes, hoteles de lujo y tiendas en la llamada zona del Arco.
Ahí se destaca su afamado centro comercial Puerto Paraíso.
En contraste, San José del Cabo es más típico y tranquilo.
Su historia corresponde a los indios pericúes.
Ellos fueron desapareciendo a raíz de la llegada de las primeras misiones jesuitas, que en 1730 construyeron la Misión Estero de las Palmas de San José del Cabo Añuití.
En su recorrido se puede disfrutar de la arquitectura colonial, comida tradicional y representaciones del folclor popular.
Además existen sitios ecoturísticos como El Estero, al sureste de la zona hotelera de San José.
Tiene 50.5 hectáreas, rodeadas de palmeras y exótica vegetación.
Los manantiales de agua de este lugar forman el hogar de numerosas especies endémicas de aves, criaturas marinas y demás fauna.
Costa Azul es un segmento de bella y larga extensión de playa conocida por su fina y blanca arena y por los deportes acuáticos que ahí se practican.
El jardín botánico Cacti Mundo cuenta con 12 mil ejemplares de 850 especies en la colección de cactáceas más importante de México.
Son expuestas las formas más curiosas y excéntricos colores.
Proceden desde Canadá hasta Patagonia, así como de África, Australia y Europa, además de variedades en peligro de extinción.
EL ARCO DE LOS CABOS
El más fiel testigo de las transformaciones que, a través de miles de años, han marcado la evolución de Los Cabos, es el Arco.
Esta formación rocosa es uno de los símbolos más representativos del lugar y aparece incluso en el escudo municipal.
Está localizada en la punta de la península de Baja California y por ello es considerado el único “finisterra” (fin de la tierra) del mundo.
Pertenece al territorio de Cabo San Lucas y debajo de él se unen las aguas del Pacífico con el Mar de Cortés.
Sólo se puede llegar ahí por transportación marítima.
Fue esculpido en la roca por las mismas olas, que fueron rompiendo sobre ellas durante cientos o miles de años, hasta que se formó este monumento natural.
Es hogar de focas y leones marinos, ballenas, tiburones ballena y martillo, gigantescas mantarrayas y una amplia diversidad de especies marinas.
Además también han creado ahí su santuario más de 150 especies de aves.
Recientemente fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En esta zona se organizan recorridos en lancha con fondo de cristal que llevan a conocer el famoso Faro Viejo.
Éste tiene 100 años de antigüedad y está rodeado por dunas.
Muy cerca del Arco están las Cascadas de Arena, un fenómeno natural en el que miles de toneladas se deslizan en una caída hacia el fondo del mar.
Éstas y las coralinas son todo un reto hasta para los buzos más expertos.
Cada cuatro años en las cercanías del Arco se forma una playa de arena blanca que es visitada, principalmente, por parejas.
viernes, 10 de septiembre de 2010
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Son increíbles las playas de ese lugar, el contacto con la naturaleza, el Arco. Todo junto forma un magnifico paisaje!!
ResponderEliminarYo estuve con mi mujer hace dos años en uno de los hoteles en los Cabos, sobre una playa paradisíaca. Realmente le recomiendo a cualquiera que conozca este lugar lleno de historia y naturaleza!