Humano y pasiones
17 de agosto de 2010
El próximo 15 de Septiembre los mexicanos estaremos de fiesta por la Independencia, pero ese día es también importante para una causa médica.
El 15 de Septiembre es el Día Mundial del cáncer linfático, una enfermedad que se puede curar, pero que generalmente se detecta demasiado tarde.
En el mundo hay cerca de un millón de personas con cáncer linfático y al año se enferman unas 360 mil, es decir, cien mil diariamente.
De ese número se estima que fallecen aproximadamente 200 mil al año.
En México, este tipo de cáncer constituye el tercero más común en el género masculino con 8.16 % y el quinto más común en el femenino 3.97 %.
Y se estima que cada año 7 mil mexicanos adquieren la enfermedad, que en su forma más agresiva puede terminar con la vida de una persona en seis meses.
Cuando una persona tiene cáncer linfático, significa que algunas células de su cuerpo llamadas linfocitos están fuera de control y se agrupan en los ganglios linfáticos.
Es por ello que estos ganglios aumentan de tamaño y forman tumores.
Los ganglios linfáticos ayudan a protegernos contra las infecciones y virus, como una especie de filtros.
El Cáncer Linfático puede afectar a todos los ganglios linfáticos del organismo e incluso algunos órganos.
Se divide en dos tipos: la enfermedad de Hodgkin y la de no Hodgkin, que se diferencian por la agresividad de los linfomas.
Los primeros son menos malignos que los segundos, aunque ambos pueden ser mortales.
El cáncer de Hodgkin se trata y responde muy bien a las sesiones de quimio y radioterapia, por lo que el pronóstico es más favorable.
El 80% de los pacientes quedan libres del cáncer hasta por cinco años y en algunos casos hasta por 10 y 20 años.
Los que llegan a recaer en los primeros años (segunda remisión) necesitan transplante de médula ósea.
En el linfoma no Hodgkin es más desfavorable el pronóstico y su tratamiento es mucho más agresivo.
Además de la quimioterapia y la inmunoterapia, si el paciente llega muy grave, requieren de un trasplante de médula.
Pero para recibir un trasplante de médula ósea es importante ser quimiosensible, es decir, que responda bien a las sesiones de quimioterapia.
Los síntomas más comunes del Cáncer Linfático son:
Hinchazón no dolorosa en cuello, abdomen, axilas e ingles (bolitas del tamaño de una nuez).
Fiebre y cansancio sin causa aparente
Sudoración nocturna, hasta empapar la ropa y las sábanas
Pérdida de peso
Dolor de huesos y articulaciones
Dificultad para respirar o dolor de garganta
Comezón en la piel
Los enfermos con linfoma presentan los síntomas en distintos grados de intensidad e incluso pueden llegar a confundirse con los de una gripa.
Incluso puede pasar como una inflamación común de la garganta, por lo que se puede retrasar mucho tiempo la detección.
Actualmente, con los cambios de clima, son muy comunes las enfermedades respiratorias, principalmente las relacionadas a la inflamación de la garganta.
Es importante acudir al médico si la hinchazón y el dolor persisten en esa área del cuerpo por más de dos semanas, ya que podría tratarse de un cáncer linfático.
No es normal que con medicamento, la inflamación de los ganglios de la garganta, como las amígdalas, persista por más de dos semanas.
Tampoco es normal que estos bultos crezcan arriba de un centímetro y cuando sucede deben ser analizados con una biopsia, a fin de descartar cáncer.
También se debe poner atención al crecimiento no habitual en la faringe, aunado a fiebre vespertina y nocturna, pérdida de peso, y sudoraciones.
Muchas personas piensan que no es nada grave y acuden al médico general a que les recete analgésicos.
Puede pasar hasta un año para que detecten el cáncer linfático y cuando los examina el especialista, la enfermedad está ya muy avanzada.
Lo único positivo de esta enfermedad es que es curable, por ello es importante acudir al médico y no automedicarse o asumir que “nadie se muere de una simple gripe”.
Esta enfermedad la padecen o han padecido personas como el presidente de Paraguay, Fernando Lugo o Michael C. Hall de la serie norteamericana “Dexter”.
IMPLANTES
Existen dos tipos de implantes, uno es el del donador compatible, que con frecuencia es un familiar.
El segundo es el autólogo, que es cuando el tejido se obtiene del mismo paciente en momentos en los que no hay presencia de cáncer.
TRATAMIENTOS
Se utilizan diversos tratamientos para tratar el linfoma, entre ellos están:
La radioterapia, la quimioterapia, el trasplante de medula ósea (de la misma especie), trasplante de célula madre periférica (del mismo individuo).
Las terapias biológicas también brindan expectativas positivas con una buena calidad de vida para los pacientes.
martes, 17 de agosto de 2010
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