Humano y pasiones
09 de Marzo de 2010
SANTIAGO CARBONELL
Su última exposición: Las Sibilas
En septiembre de 2008 Santiago Carbonell presentó su exposición “Sibilas” en el Museo Metropolitano de Buenos Aires, Argentina.
En esta exposición, Carbonell presentó 15 obras que van describiendo minuciosamente el prodigio de la pintura.
Sibila viene del latín “sibylla” y del griego “síbylla”. Quiere decir mujer o sacerdotisa a la que, entre los griegos y romanos, se le consideraba de espíritu profético, adivinadora.
En esta exposición el pintor plasma la imagen de las Sibilas posmodernas, personajes que no poseen ninguna virtud y que desafían al espectador con su mirada y belleza ilusionista.
Algunas parecen que están sumergidas en el rezo, en la oración o en actitud siblina, a punto de revelar un misterio.
El eterno femenino ha sido una constante en la obra de Santiago Carbonell.
Esta exposición fue una especie de oráculo posmoderno en la que el espectador tuvo la posibilidad de identificarse con una Sabila-cuadro.
Según Santiago, las “Sibilas” ni siquiera son retratos porque en ellos pretende hablar más del género que de la persona retratada.
En estas obras Carbonell trató de asumir el misterio de la interioridad del personaje no retratado sino pintado en fotos modificadas y pintadas hasta el punto en que ni siquiera las modelos se reconocen.
Para él la fotografía es un argumento de información, a partir de ellas construye los cuadros con la pintura manipulando y transformándolas.
Son cuadros con reminiscencias clásicas en los que el artista ha querido reflejar "la anunciadora, la estatuaria, la mujer clásica grecolatina".
Su obra no es revolucionaria pero sí rebelde en el sentido de que "en un mundo en el que ya nadie pinta" él retoma los pinceles al más puro estilo del arte decimonónico.
Algunas de sus sibilas son:
La sibila de la belleza, La Sibila délfica, La Sibila etrusca, Lasibila del anzuelo, La sibila de la roca o La sibila del amor imposible.
Cómo pinta Santiago Carbonell
La obra de Santiago Carbonell refleja el gusto por los objetos del mundo cotidiano -periódico, pipa, cenicero, botas, copas, maletas, trapo, manzana, etcétera.
Es de admirar también la atención esmerada que pone en el tratamiento de cabezas y cuerpos humanos.
Las formas de sus pinturas parecen hechas para el tacto antes que para la vista.
Carbonell no idealiza, exagera o retuerce: simplemente capta lo real. Para él todo cuenta por igual; no hay jerarquías.
El pintor deja vagar su mirada por entre los rincones y los pequeños objetos habituales, y les reconoce su dignidad.
Capta los detalles imperceptibles mediante un dibujo ceñido y exacto.
Bodegones y retratos conviven en sus lienzos sin dificultad alguna.
Carbonell concentra sus esfuerzos en la recreación de espacios interiores, buscando salvaguardar con ello la intimidad y el silencio de los personajes representados, principalmente mujeres.
En su búsqueda de excelencia artística ha logrado dominar el fotorrealismo, el realismo romántico, el realismo objetivo, el realismo óptico y el realismo fantástico.
Para él “el cuerpo es un reto pictórico, el resumen de la belleza”.
Sus desnudos no son seres a los cuales se les ha arrancado la ropa, en actitud vergonzosa, sino cuerpos equilibrados y tranquilos.
Inspirado en artistas como Turner y Constable, Carbonell muestra una nueva conciencia del paisaje, suave y nebuloso, con una paleta impresionista de luz y color efusivos.
En 2001, el arte pop invadió la serenidad de su obra anterior.
La fragmentación, las ilusiones ópticas y las palabras comerciales y letras agregan una nueva dimensión al ámbito de las figuras.
Su estancia y experiencia en Italia del 2001 al 2003 cambiaron sin duda la filosofía y el sentimiento de su obra.
Ahora, en vez del sutil claroscuro, utiliza la luz con un efecto dramático, tal como sucede en las obras de Caravaggio.
Su crecimiento intelectual es evidente por la manera en que su obra adquiere una mayor complejidad y exigencia y rebasa el proceso de la pintura pura.
En la obra figurativa de Carbonell suele haber una persona que mira al espectador captando su atención.
Por lo general es una figura del presente, tal vez el artista o su álter ego, quien mira desde el lienzo.
Esto reta al espectador a involucrarse y los límites entre lo real y lo imaginario dejan de existir, al igual que la distinción entre lo interior y lo exterior.
Carbonell está dedicado a la técnica utilizada para crear pintura pura y a la admiración de los grandes maestros.
Utiliza la fotografía para apoyar la memoria, los dibujos y esbozos para practicar las formas, locaciones en estudio y exteriores para variar la iluminación y el ambiente.
También ha experimentado con la abstracción, el cubismo, el surrealismo, métodos avant garde con técnica mixta y otras variantes estilísticas.
Sus temas funcionan como vehículo de expresión individual, más que de divulgar una historia o un mensaje.
Resultan intrigantes y provocan preguntas sin respuesta. Cada personaje u objeto de sus composiciones está rodeado por una sensación de misterio.
Su vida
Santiago Carbonell nació en 1960, en Quito, Ecuador, de nacionalidad española, emigró a México en 1986.
Aquí contrajo matrimonio con María Gabriela y es padre de cuatro hijos mexicanos, Santiago, Gaby, María del Mar y Antonio.
Actualmente reside en la Ciudad de Querétaro, aquí en México.
Santiago cuenta que su relación con la pintura empezó de pequeño, a los 4 o 5 años, cuando su padre lo llevaba a los museos los domingos.
Un día su padre lo llevó al Museo de Arte de Cataluña, y ahí admiró un cuadro que representaba “el martirio de San Lorenzo en la parrilla”. La imagen lo impactó.
Ese recuerdo lo tiene muy grabado pues le permitió darse cuenta del poder que tiene la imagen, particularmente la pintura.
Ya más grande, su hermana “La Montse” le había regalado un estuche de pinturas francesas que tardó 3 meses en atreverse a abrirlas.
Luego, comenzó a pintar y acostumbraba colgar lo que hacía en las paredes de su casa. En una ocasión, a una persona que fue de visita le gustó un cuadro y se lo compró.
Su padre, don Jorge, le dijo “pues que bien que ya tienes algo de qué vivir porque yo no te vuelvo a dar un peso”.
Así, desde los 17 años Carbonell vive de su trabajo. Ya a los 20 se dedicaba exclusivamente a la pintura.
Su célula política cambió por un grupo de artistas y comprendió que su vida giraría alrededor del arte.
Empezó a trabajar en los Estados Unidos para una galería en Miami, pero principalmente pintaba paisajes en el oeste de Texas, en el desierto.
Luego tuvo la oportunidad de que lo invitaran a México. Él venía por quince días, que se alargaron a tres meses. Viajaba con su mochila conociendo el país.
México le encantó y se enamoró.
Después regresó a Estados Unidos pero ya no pudo vivir ahí, así que volvió a la ciudad de México conoció a Enrique y Carlos Beraha, dueños de una importante galería.
Le dijeron que estaban interesados en sus cuadros y por una casualidad un amigo que tenía una casa vacía en Querétaro le dijo que si quería irse a pintar ahí.
Desde entonces vive en esa ciudad, se estableció y adoptó a este país. Incluso ha dicho que se siente como mitad español y mitad mexicano.
Santiago es un trotamundos. Ha vivido en México, Ecuador y Estados Unidos y Florencia.
Desde 1985 ha participado en exposiciones colectivas y luego individuales lo mismo como escultor que como pintor.
En lo que se refiere a la pintura Carbonell tuvo su punto de partida en el realismo del siglo XIX.
Sus pinturas al óleo resaltan sobre la fina superficie del lino que emplea.
Sus desnudos cobran una vida muy intensa. Pero, más que pintar mujeres solas, parejas, autorretratos, Carbonell capta sus actitudes, sus estados de animo e incluso sus pensamientos.
En sus paisajes prescinde por completo de la figura humana y da vida, mediante luces y sombras, a las rocas o los cerros.
En más de cinco ocasiones ha salido a subastas en las casas especializadas de Christie’s y Sotheby’s, ambas en la ciudad de Nueva York.
Su primera exposición individual fue en 1985 en el Centro Español en Ecuador, Quito.
También ese mismo año presentó su obra en la Galería Sosa Nesle, también en Quito, Ecuador.
Después entre 1986 y el año 2000 montó 23 exposiciones individuales y 19 exhibiciones de grupo.
Ha llevado su obra a Estados Unidos, México, Bélgica, Argentina, Venezuela y Perú.
Tan sólo en la última década ha montado 16 exposiciones individuales:
2008 Museo Metropolitano de Buenos Aires, Argentina
Museo de Arte Contemporáneo en Celaya Guanajuato, México.
2007 Museo Jardín Borda, Cuernavaca, Morelos, México.
2006 Gerald Peters Gallery, Dallas Texas, Estados Unidos.
2005 Museo de Arte Contemporáneo de Aguscalientes, México.
Museo Regional de Querétaro, Querétaro, México.
2003 Art. Miami, Florida, Estados Unidos.
Museo Metropolitano de Monterrey, Nuevo León, México.
Galería Universitaria de Arte Contemporáneo, Queretaro.
Centro Cultural Universitario, Morelia, Michoacán, México.
Ginocchio Galería, México, Distrito Federal.
2002 Casa de la Cultura, San Luis Potosí, México.
Museo del Pueblo, Guanajuato, México.
2001 Museo de Arte de Querétaro, Colección Privada, Sala Permanente.
Por su obra recibió en 1982 un premio del Instituto Catalán Americano de Cooperación y en 1980 la beca Reina Sofía de Bellas Artes.
En 2006 salió a la venta el libro “Santiago Carbonell, la pintura” donde se puede apreciar la vida y obra de Santiago de 1986 a 2006.
Ahora es considerado el nuevo maestro del realismo latinoamericano, sus obras superan los 50 mil dólares en los remates de Christie’s en Nueva York.
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